LA DIETA CETOGÉNICA BAJA EN CALORÍAS MEJORA LA FUNCIÓN INMUNOLÓGICA

Según las últimas evidencias, la dieta cetogénica se perfila como una estrategia eficaz no solo para promover la pérdida de peso, sino también para controlar muchas comorbilidades asociadas a la obesidad, incluida el COVID-19. Este desarrollo fue revelado durante el 8º Simposio Científico Internacional Nuevas Fronteras en la Investigación Científica, organizado por PronoKal Group y realizado en Barcelona, ​​España. Durante esta jornada, expertos internacionales multidisciplinares en el estudio y manejo de la obesidad presentaron los últimos datos sobre los beneficios del tratamiento basado en una dieta cetogénica muy baja en calorías.

Ana Belén Crujeiras, BSc, PhD, investigadora principal del Grupo de Epigenómica en Endocrinología y Nutrición del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago de Compostela-Servicio Gallego de Salud (IDIS-SERGAS) y del Centro de Investigación Biomédica en Red de Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBEROBN) comentó, “La cetosis nutricional ha cobrado gran interés en los últimos años porque se ha demostrado que tiene propiedades beneficiosas para la salud y favorece un envejecimiento saludable, aumentando la longevidad. Además, en el caso de la obesidad, cada vez tenemos más evidencias de que es un tratamiento eficaz, principalmente porque para lograr este estado metabólico (cetosis) se activan rutas que requieren la combustión de grasas, y esto induce a la pérdida de peso corporal”.

El especialista destacó que en la actualidad se utilizan varias estrategias para inducir la cetosis nutricional. Todos ellos se caracterizan por un bajo consumo de hidratos de carbono (dieta baja en hidratos de carbono y alta en grasas, dieta baja en hidratos de carbono y baja en grasas y ayuno intermitente). Pero Crujeiras advirtió que para usarlo como tratamiento de una enfermedad como la obesidad, debe estar respaldado por evidencia científica fuerte y sólida, alejándose del concepto de dietas de moda. En este sentido, desde 2010, el equipo de Crujeiras ha desarrollado varios estudios centrados en analizar la eficacia y seguridad del tratamiento con una dieta cetogénica muy baja en calorías, cuyos resultados han sido publicados en revistas de alto impacto.

Crujeiras comentó las principales conclusiones extraídas de estas investigaciones. “Nuestro trabajo ha demostrado que la dieta cetogénica muy baja en calorías es efectiva para perder peso rápidamente y mantener el peso perdido, así como para reducir la masa grasa, principalmente la masa grasa visceral”. “En este sentido, un resultado muy interesante es que a pesar de la fuerte pérdida de peso que induce, conserva la masa y la función muscular y mejora la tasa metabólica en reposo. Estas dos variables son importantes, porque todas las estrategias terapéuticas que existen para perder peso conducen a una reducción significativa reducción de la masa libre de grasa y también una reducción del gasto energético en reposo. Este factor se asocia con el riesgo de recuperar el peso perdido, que es actualmente el gran reto en el tratamiento de la obesidad”, añade.

Patrón de metilación específico

Crujeiras indicó que otra evidencia notable es el impacto favorable a nivel emocional y psicológico. “Para determinar si la restricción calórica de esta dieta y la fuerte pérdida de peso que implica se asociaban con un aumento de las ganas de comer, también realizamos un análisis con pruebas psicobiológicas. Estos resultados nos llevaron a concluir que esta pauta va acompañada de una reducción de la ansiedad por la comida y una mejora en los parámetros psicobiológicos, aumentando así la calidad de vida de estos pacientes.”

El especialista también mencionó que estudios en curso muestran que el efecto beneficioso de esta dieta podría estar mediado por mecanismos epigenéticos. “En nuestro grupo, hemos identificado un patrón de metilación del ADN específico en personas con obesidad y nos preguntamos si la dieta cetogénica muy baja en calorías podría revertir ese metiloma. “Realizamos un estudio en el que recolectamos muestras de sangre de pacientes con una dieta cetogénica muy baja en calorías (600 a 800 kcal/día) extraídas antes del tratamiento, en el pico de cetosis y al final del tratamiento. Después de determinar el patrón global de ADN en todos los pacientes con obesidad objetivo de esta estrategia y a través del análisis bioinformático pudimos obtener un patrón de metilación. Los resultados mostraron que después de la pérdida de peso con la dieta cetogénica muy baja en calorías, el metiloma que las personas obesas tenían inicialmente [ fue] invertido y emparejado con el de las personas de peso normal.

“Continuando con este análisis bioinformático de manera más exhaustiva, queríamos ver qué tipo de genes estaban metilados diferencialmente, especialmente por la acción de la propia cetosis. Descubrimos que la mayoría de los genes que exhibían metilación diferencial (en total, 292 identificados) pertenecían a vías que estaban involucradas en la regulación del metabolismo, la función del tejido adiposo, la función del SNC y también la carcinogénesis”, continuó.

Efecto inmunomodulador

Crujeiras comentó que su grupo de investigación también observó el papel modulador de la dieta cetogénica muy baja en calorías en el funcionamiento del sistema inmunológico, “algo que no se vio después de una pérdida de peso similar inducida por cirugía bariátrica. Analizamos estos datos en el contexto de la situación creada por el COVID-19, teniendo en cuenta la evidencia de que las personas con obesidad, en comparación con aquellas con normopeso, tienen mayor riesgo de infectarse y de tener una mala evolución de la infección”.

En este sentido, el equipo de Crujeiras inició una investigación para estudiar el patrón de metilación del gen ACE2, comparando la obesidad con el normopeso y la situación tras seguir una dieta cetogénica muy baja en calorías o someterse a una cirugía bariátrica. “Observamos que el patrón de metilación de este gen en las personas obesas estaba aumentado, en comparación con las personas de peso normal”, explicó, “y este aumento se observó principalmente en el tejido adiposo visceral. Sin embargo, no lo vimos en el tejido adiposo subcutáneo, lo cual está de acuerdo con la hipótesis de que el tejido adiposo visceral es el que mayormente se asocia con las comorbilidades relacionadas con la obesidad.

“Así mismo, la dieta cetogénica muy baja en calorías se asoció con una disminución de la metilación de ACE2, junto con una mayor exposición de este gen. Sin embargo, después de la cirugía bariátrica no se observaron cambios significativos, por lo que deducimos que estamos protegiendo al paciente de alguna manera. de la inflamación y, por lo tanto, del potencial de enfermedades graves si se infectan. “A la luz de estos resultados, queríamos profundizar en lo que estaba sucediendo con el sistema inmunitario de los pacientes obesos y esa inflamación después de una dieta cetogénica muy baja en calorías. Realizamos un nuevo estudio, actualmente en revisión en la revista Clinical Nutrition, con el mismo enfoque, comparando esta dieta con una dieta equilibrada hipocalórica estándar y cirugía bariátrica, en la que analizamos una amplia batería de citoquinas (32), observamos un patrón diferencial entre la dieta cetogénica muy baja en calorías y la cirugía bariátrica. “Los resultados confirman nuestra hipótesis de que la dieta cetogénica muy baja en calorías remodela el estado inflamatorio de los pacientes obesos, y también pudimos comprobar que el aumento de cuerpos cetónicos tiene propiedades inmunomoduladoras que se demostraron previamente en modelos preclínicos y animales, que se asocia con una mayor función inmunológica en estos pacientes”, añadió Crujeiras.

Personalización y Recuperación de Peso

En cuanto a los próximos pasos a seguir en el conocimiento y aplicación clínica de los beneficios de esta estrategia dietética, Crujeiras comentó que a pesar de que se sabe que esta dieta es efectiva, actualmente se prescribe de manera estándar a todos los pacientes, ” pero existe cierta variabilidad en la respuesta y también un alto riesgo de recuperar peso, como ocurre con cualquier estrategia de intervención nutricional, siendo esa ‘recuperación’ del peso perdido el principal reto en el tratamiento de la obesidad. Los marcadores epigenómicos y epigenéticos que hemos identificado podrían ayudarnos a optimizar el tratamiento”.

Agregó que el futuro está en establecer un algoritmo que abarque los datos del exosoma del paciente, junto con su perfil genético y epigenético, para clasificar adecuadamente a los pacientes y prescribir una estrategia terapéutica personalizada de precisión. El Dr. Luca Busetto, copresidente del Obesity Management Task Force (OMTF) de la Asociación Europea para el Estudio de la Obesidad (EASO), también insistió en el reto que supone la aplicación individualizada de la dieta cetogénica muy baja en calorías, destacando que esta dieta siempre debe ser prescrita por un médico tras una adecuada valoración del paciente. “La obesidad no es una cuestión de fuerza de voluntad o motivación, y la mayoría de las personas con obesidad han luchado toda su vida y han fracasado porque su biología tiende a hacer que recuperen el peso. Por lo tanto, debemos tratar de ofrecerles las opciones que tenemos actualmente, incluida la misma -Dieta cetogénica hipocalórica, adaptándolas al máximo al perfil de cada paciente.

Durante su intervención, Busetto presentó las recientes guías europeas para el manejo de la obesidad en adultos con una dieta cetogénica muy baja en calorías, avaladas por la EASO, y analizó las principales fortalezas de estas recomendaciones. Busetto remarcó que tres puntos importantes justifican claramente el uso de la dieta cetogénica muy baja en calorías. El primero es la velocidad con la que se produce la pérdida de peso inicial. Estudios recientes han analizado los beneficios de una pérdida significativa del exceso de peso al principio de una dieta para bajar de peso y, aunque se trata de una asociación más que de una causa, los resultados sugieren claramente que una pérdida de peso inicial rápida aumenta las posibilidades de que se mantenga el resultado a largo plazo. Esto choca con la recomendación tradicional de adelgazar poco a poco como estrategia para conseguir resultados a largo plazo, pero hay que tener en cuenta que existen muchos mitos en el tratamiento de la obesidad que la evidencia actual está desmontando con nuevos datos, y esto es uno de ellos.

En segundo lugar, el efecto de la dieta cetogénica muy baja en calorías se puede sumar a otros tratamientos. Así lo han demostrado estudios realizados con liraglutida que demostraron que esta estrategia dietética optimiza los resultados, en comparación con pacientes que habían sido tratados únicamente con este fármaco. El tercer punto que justifica el uso de la dieta cetogénica muy baja en calorías es el manejo de las comorbilidades de la obesidad. Varias investigaciones demuestran la eficacia de esta dieta en este sentido, especialmente en el caso de la diabetes tipo 2. Los datos sugieren que las importantes reducciones de peso logradas con él también favorecen la remisión de estas comorbilidades en muchos pacientes.

EASO “Aprobación”

Busetto señaló que, en base a esta evidencia, la OMTF propuso el desarrollo de estándares para ser incluidos en las guías de la EASO, ya que no había una recomendación específica sobre la dieta cetogénica muy baja en calorías. “El objetivo principal de estas directrices europeas era proporcionar datos referenciados por evidencia científica y sugerir un protocolo común para el uso de esta estrategia dietética”, agregó. Para ello se realizó un metanálisis muy exhaustivo, investigando todas las publicaciones que comparaban la dieta cetogénica muy baja en calorías con otras dietas. Los resultados mostraron la superioridad del método anterior para la reducción del IMC y el peso y la masa grasa, sin diferencias en la masa magra (muscular), a pesar de la pérdida de peso significativa en estos pacientes.

Esta evidencia también demuestra una reducción y una mejora en los marcadores metabólicos, específicamente el metabolismo de la glucosa y el metabolismo de los lípidos. “Las conclusiones finales del estudio corroboran que la dieta cetogénica muy baja en calorías puede recomendarse como una herramienta eficaz y segura para personas con obesidad, especialmente aquellas con obesidad severa o comorbilidades (enfermedad articular, preoperatorio a cirugía bariátrica, metabólicas y enfermedades cardiovasculares) que necesitan una pérdida de peso sustancial e inmediata. Además, se puede prescribir a grupos específicos de pacientes con obesidad después de considerar posibles contraindicaciones y bajo seguimiento médico”, dijo Busetto.

En opinión de Busetto, sería conveniente referirse a este abordaje como un método, en lugar de una dieta, “porque, en realidad, el estado de cetosis está limitado en el tiempo, y si se detiene la fase cetogénica sin un plan de continuidad, obviamente se recupera el peso. Además, el enfoque del método puede aumentar la adherencia de los pacientes”. Finalmente, Busetto enfatizó la importancia de integrar este tipo de tratamientos en una estrategia de estilo de vida a largo plazo (incluyendo hábitos, ejercicio y consejos nutricionales). “Debemos partir de la base de que la obesidad es una enfermedad crónica y recidivante, cuyo manejo también debe ser crónico y probablemente mantenido durante toda la vida”.

Fuente: https://www.medscape.com (13-05-22)