¿SON NECESARIOS LOS CAMBIOS DE ESTILO DE VIDA CON LOS NUEVOS FÁRMACOS ANTIOBESIDAD?

En el panorama actual de la medicina, una revolución silenciosa está transformando el tratamiento de la obesidad. Fármacos como la semaglutida y la tirzepatida han irrumpido en escena, prometiendo y logrando una pérdida de peso sin precedentes y mejorando drásticamente dolencias crónicas asociadas, desde la diabetes hasta el riesgo cardiovascular.

Ante esta eficacia innegable, surge una pregunta tentadora: si la medicina puede lograr tanto, ¿por qué molestarnos con los sacrificios del estilo de vida? ¿Por qué no simplificarlo todo a una prescripción? La Dra. Ariana Chao, directora de investigación de Johns Hopkins, abordó esta cuestión retórica en la Semana de la Obesidad 2025, advirtiendo: «No tan rápido». Históricamente, el manejo de la obesidad se ha representado como una pirámide, con la modificación del estilo de vida (dieta, ejercicio, comportamiento) firmemente asentada en la base. Aunque esta estructura está cambiando —el estilo de vida ahora se considera un pilar al mismo nivel que los fármacos y la cirugía—, la realidad es que incluso las intervenciones intensivas tienen sus límites y a menudo frustran a los pacientes al no alcanzar sus objetivos. Aquí es donde entra en juego la nueva farmacoterapia. Los medicamentos no solo acercan a los pacientes a sus metas, sino que aportan mayores beneficios para la salud.

La Suma de las partes

La Dra. Chao enfatiza que el futuro no se basa en una disyuntiva, sino en una combinación estratégica. Los fármacos tienen el poder de modificar los factores internos y biológicos de la obesidad, mientras que los cambios en el estilo de vida son cruciales para modificar el entorno obesogénico externo en el que vivimos. Ella presentó varias hipótesis sobre por qué la combinación es superior:

Hipótesis Facilitadora: La medicación podría regular el metabolismo y disminuir los impulsos alimentarios, facilitando la adherencia a hábitos saludables y el ejercicio.

Hipótesis Aditiva/Sinérgica: Juntos, ambos tratamientos podrían abordar variables únicas (aditiva) o incluso mejorar la eficacia del otro (sinérgica).

Hipótesis Compensatoria: El estilo de vida podría ayudar a mitigar algunos de los efectos adversos de los medicamentos.

Actualmente, los expertos se encuentran en la fase de «reconstruir el avión mientras se vuela», ya que faltan ensayos que determinen la mejor manera de combinar o secuenciar estas intervenciones. Los ensayos clave de los nuevos fármacos, por ejemplo, solo ofrecieron recomendaciones de estilo de vida muy generales. El desafío radica en la implementación. La Dra. Chao fue clara: «Saber no es lo mismo que hacer.» Simplemente decirles a los pacientes lo que deben comer o cuántos minutos deben ejercitarse no funcionará. «El asesoramiento sobre estilo de vida, el apoyo conductual y la ayuda para implementar lo que les pedimos es fundamental. Actualmente no existe ningún medicamento que obligue a alguien a ir al gimnasio o a comer alimentos saludables.»

Para ofrecer una atención integral y sostenible, se requiere un equipo multidisciplinario que involucre a nutricionistas, psicólogos y especialistas en obesidad. En esencia, la Dra. Chao ve la modificación del estilo de vida como el fénix que resurge de las cenizas. La obesidad ha pasado de ser percibida como un «problema de estilo de vida» a ser reconocida como una enfermedad crónica tratable a nivel biológico. El mensaje final es contundente y esperanzador: No se trata de estilo de vida o medicamentos; se trata de estilo de vida y medicamentos.

Fuente: Are lifestyle changes needed in the age of obesity drugs? – Medscape – November 12, 2025.

Referencia: Chao A. Is Lifestyle change dead in the age of highly effective obesity management medications? Obesity Week November 04 – 07, 2025, Atlanta, Georgia.