PERSONAS CON HÍGADO GRASO TIENEN MÁS RIESGO DE ENFERMAR GRAVEMENTE DE COVID-19

En este órgano también está presente la enzima por la que ingresa el virus a las células que infecta. El virus Sars-CoV-2 ingresa a las células del cuerpo humano aferrándose a una enzima conocida como enzima convertidora de angiotensina 2 o ECA2. Así, la proteína S (Spike) que está presente en la superficie del virus, se adhiere firmemente a esta enzima que está en la membrana de las células de órganos como pulmones, corazón, arterias, riñones y también en el hígado.

Marco Arrese, subdirector del Centro de Envejecimiento y Regeneración, CARE Chile UC y jefe del Departamento de Gastroenterología de la Escuela de Medicina UC, explica que la enzima ECA2 (o ACE2, en inglés) está presente en las células del hígado, tanto en los hepatocitos, que son las células hepáticas propiamente tal, como en las que cubren el sistema biliar que es el encargado del drenaje que tiene este órgano. “Por lo tanto, al tener dicho receptor, el hígado es considerado un blanco del virus, posiblemente esto hace que algunos pacientes con enfermedad Covid-19 tengan alteraciones hepáticas de diversa magnitud. Se ha visto por otra parte que estas variaciones pueden ser predictivas de un curso más serio de la enfermedad”, señala.

Si además el paciente sufre de síndrome metabólico y obesidad, podría registrar complicaciones mayores en caso de ser víctima del virus, advierte el especialista. El hígado graso es una patología entre un 20 y un 30% de la población a nivel mundial. Por lo que cerca de un 30% de los individuos podrían desarrollar un cuadro más severo de coronavirus o podría estar más tiempo manteniendo una condición infecciosa del virus. En Chile, un 30% de la población tiene hígado graso.

ECA2 en el hígado

La enzima que hace de puerta de entrada para el nuevo coronavirus, normalmente se expresa en pequeñas cantidades en los hepatocitos, pero algunos estudios internacionales han demostrado que aumenta el daño hepático crónico.

“Las personas con problemas hepáticos podrían tener un mayor riesgo de enfermarse gravemente a causa del Covid-19, entre ellas las que padecen uno de los trastornos más comunes a nivel mundial: la enfermedad del hígado graso no alcohólico”, dice Arrese. Esta complicación del hígado graso, conocida como esteatohepatitis no alcohólica (EHNA) es la que precede a la cirrosis.

Dado el corto período de contacto humano con este nuevo coronavirus, el mecanismo exacto por el cual el virus influye en el metabolismo de la glucosa aún no está claro y no sabemos si la manifestación aguda de diabetes en estos pacientes representa el tipo clásico 1, tipo 2 o posiblemente una nueva forma de diabetes”, agregó.

Violenta y grave

El Dr. Iván Solis, internista endocrinólogo de Clínica Dávila, respalda la versión de los otros profesionales: “Efectivamente las infecciones en general descompensan a los pacientes diabéticos, sobre todo si están mal controlados. Las infecciones son más severas y si en el caso de una infección por Covid ya existe un paciente diabético descompensado, será más difícil de controlar. Esto es muy claro, y lo estamos viendo”.

“Por otro lado, algo que menciona el artículo y que también hemos visto, es que hay pacientes que están debutando con diabetes en relación a la infección por Covid. Parten con una diabetes aguda, bastante violenta, como una cetoacidosis diabética. Se empeora la condición del paciente, y se está viendo con cierta frecuencia mayor a la sospechada”, comenta.

La cetoacidosis diabética es una afección que pone en riesgo la vida, y ocurre cuando el cuerpo empieza a descomponer la grasa demasiado rápido. El hígado convierte la grasa en un impulsor llamado cetona, que hace que la sangre se vuelva ácida. Otro de los casos, según el especialista, es el síndrome diabético hiperosmolar hiperglucémico, afección que presenta un nivel extremadamente alto de azúcar (glucosa) en la sangre.

Solís explica que aunque los pacientes “debutan” con esta diabetes, bastante violenta y grave, pueden ser tratados y sólo queda como un episodio transitorio, aunque también hay casos en que esto puede perpetuarse.

Además, afirma que no es la primera vez que se ven este tipo de casos. Antes, con el SARS (primo genético del SARS-CoV-2), también se registraron casos de una diabetes “violenta”. “Los científicos están reuniendo información sobre los pacientes infectados y sin historia de diabetes previa. Tenían sus niveles completamente normales. Ahora se están juntando todos los casos porque esto podría tener implicancias patogénicas, es decir, que pudiésemos explicar de alguna manera la ocurrencia de la diabetes en estos casos”, afirma Solís.

“Todavía no se sabe si hay alguna relación con la edad, obesidad, historia familiar u otra cosa. No hay patrón definido y por eso se están ingresando algunos pacientes a los centros involucrados, con información que probablemente vaya a aportar datos en un análisis posterior”, sostiene.

Fuente: https://www.latercera.com/ (13-06-20)