Por qué los niños prefieren los alimentos azucarados

Esto se podría deber a una tendencia natural a preferir alimentos más energéticos. Muchos padres combaten frecuentemente esa necesidad imperiosa de sus hijos de consumir dulces, grasas y bebidas a toda hora del día, sustituyéndolos muchas veces por comidas que no les gustan, como las legumbres, las verduras y el pescado.

Ese desapego a la comida saludable y la tendencia a consumir alimentos que engordan, surge de la necesidad que tienen también los adultos de disfrutar más de alimentos energéticos que de los que aportan menos calorías, lo que tendría una explicación evolutiva.

El diario electrónico laverdad.es, publica recientemente que las grasas son el mejor combustible para el ser humano, ya que por cada gramo de esta sustancia se obtienen nueve calorías. En tanto, las proteínas e hidratos de carbono sólo proporcionan cuatro, y el alcohol, siete.

Dulces y grasas

La razón por la preferencia de las grasas entonces es muy simple: ofrecen más energía comiendo la misma cantidad.

El gusto por los dulces, que pertenecen al grupo de los hidratos de carbono, es algo similar.

Los hidratos se dividen en rápidos y lentos. Los primeros, como la miel, son un tipo de azúcares que son fácilmente asimilables por el cuerpo y la glucosa pasa a la sangre de forma inmediata. Por eso los deportistas recurren a ellos cuando van a enfrentarse a una actividad intensa.

Por lo demás, son sustancias que afectan a los receptores del placer, de manera que son el remedio ideal en caso de bajos estados de ánimo.

Los segundos, en cambio, como los cereales o la pasta, son de más difícil digestión y la glucosa demora más tiempo en pasar al torrente sanguíneo. Y al compararlos con los vegetales, existe una gran diferencia, ya que mil calorías pueden obtenerse comiendo 250 gramos de miel o 5 kilos de lechugas frescas.

Placer

Otra razón que explica esta tendencia a preferir los dulces es el placer que otorgan. Es necesario saber que el sentido del gusto está localizado en la lengua y en el paladar.

Las papilas gustativas que detectan el sabor dulce se encuentran en la punta de la lengua y son muy raros los casos de insensibilidad a ese sabor.
Sin embargo, el sabor amargo es señal de veneno. Por ejemplo, las almendras amargas tienen una pequeña cantidad de cianuro, y la cafeína, que se encuentra en el té, el café y el chocolate, es un pesticida que muchas plantas usan para disuadir a los insectos.
Por lo que cuando se come entre horas, habitualmente se eligen dulces, helados o bebidas azucaradas.

Evolución

Por último, es interesante saber que la evolución del cuerpo humano, que está diseñado para superar largos períodos de hambre, explica el gusto por los alimentos más energéticos, como las grasas y por los que otorgan energía con mayor rapidez, como los dulces.

La naturaleza ha obligado a desarrollar ese gusto para poder sobrevivir, y la cultura, en tanto, lo ha acentuado a través de la cocina, haciéndolos alimentos todavía más atractivos.

Actualmente la cosa es algo distinta, ya que se tiene un acceso garantizado y sin la necesidad de esfuerzo físicos para acceder a ellos, lo que han hecho que los platos más naturales sean poco demandados por muchos. Es algo paradójico, pero los niños siguen patrones de la naturaleza de hace miles de años, lo que los está haciendo cada vez más obesos.

Fuente: La Tercera